microphones in the trees: Vlubä

Sunday, August 25, 2013

Vlubä


Dios Santo... las calles vacías a las doce de la noche me inquietan. Camino con una botella de vino bajo semáforos muertos y coches de policía... siento cómo me observan por detrás de las ventanillas. Tengo ganas de prender fuego un supermercado usando un árbol peludo empapado de lubricante para sillas de ruedas.
Descubrí que Aphra Cadabra y Müriscia Divinorum (Vlüba) son Médiums, y que a través de ellos, entre otras cosas, se manifiesta abiertamente esa turba de microbios de viento negro de donde salieron los semáforos y los revólveres. "Black Badoh", este "disco" (por llamarlo de alguna manera) que editaron en el sello finlandés Ikuisuus, es un Exorcismo violento... porque el Médium No Elige: Es Poseído. Se trata de esas personas a las que William Burroughs se refería como: "Los Sensibles"... y yo lo que intuyo mientras escucho esto, es que tuvieron que Transformar y Expulsar de sí mismos esa neblina de humo de colectivos y pañales descartables en estado gaseoso que se adhiere a nuestras mentes cuando habitamos en esas ruinas malditas que "La Gente" (y no "Los Sensibles") tiene por "Ciudades"... y así como yo siento un loco deseo de prender fuego una heladería a las doce de la noche, Aphra y Müriscia se encierran en su casa/templo a hacer estas cosas extrañas, estos rituales oscuros... y déjenme decirles, honorables miembros del jurado, que si estas personas hubiesen nacido hace 300 años, los hubieran quemado en la hoguera, porque estos sonidos no son para nada tranquilizadores y están llenos de parásitos. Aphra es un globo relleno de peces eléctricos y se mueve como una ballena maniatada. Müriscia lanza unos conjuros sobrecogedores y todo tiembla y se agita como una negra en pleno trance. Esto es chamanismo de parque industrial... a veces suena como una nave espacial con problemas mecánicos... ellos viven con gatos, ella está loca. Cuidado.
Vlüba no toca en público, ¿Para qué mierda desplegar esto frente a un policía? Si el secreto de esto es justamente romper con el orden de gas paralizante, esa membrana sulfatada de luz verde fosforescente que nos estrangula el alma cuando estamos parados en la fila del supermercado, esperando nuestro turno con el desodorante de ambientes entre las pelotas, bombardeados por todos los flancos con carteles de Coca-Cola.

¡Fuego Negro! ¡Fuego Negro! ¡Fuego Negro!
¡ F U E G O  N E G R O !

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